lunes, 3 de febrero de 2014

Educación Montessori

Con frecuencia el adulto se convierte en un obstáculo más que en una ayuda para el desarrollo del niño. Es nuestro excesivo cuidado del niño el que impide el ejercicio de su propias actividades y por consiguiente la expansión de su propia personalidad.
Cometemos el mismo error aferrados a la creencia de que el niño no puede aprender nada sin nuestra ayuda, lo retacamos de alimentación intelectual, lo clavamos en las sillas del colegio para que no se pueda mover, hacemos todos los esfuerzos para sacar sus defectos, aplastamos o rompemos sus deseos, seguros en nuestra creencia de que así estamos actuando en su máximo bienestar. Y así, proseguimos indefinidamente; y a esto lo llamamos educación.

La Dra. Montessori ocupa un puesto junto con Froebel, Pestalozzi, Comenius, etc, entre los grandes educadores de la historia. También ha logrado tener fama junto a los grandes biólogos de todos los tiempos: con Darwin, Mendel, Fabre, De Vries, y así sucesivamente.
Su método de investigación era básicamente el mismo que el de los biólogos, ella que igual que ellos su meta era el estudio de las manifestaciones espontáneas de los organismos.

Si observamos a los libres, en un ambiente preparado para sus necesidades y su desarrollo, aprenderemos qué necesitan los niños, qué  les gustan y qué podemos ofrecerles.
La doctora creó un medio ambiente natural para el niño, bajo un método basado en el principio de libertad en un medio preparado.
Su definición de educación fue evolucionando:
“Un método de educación a través de los sentidos y del adiestramiento del sentido” “La educación por medio de la actividad propia”, y por último describía mejor su metodología ”La educación mediante la libertad en un medo preparado”.

Ya que el niño debe hacer su trabajo por sí mismo y nosotros no podemos hacerlo por él, toda ayuda inútil que damos al niño detiene su desarrollo. Debemos evitar, con vigilancia constante, cualquier interferencia innecesaria en el trabajo del niño. El maestro también debe ayudar al niño directamente, en el momento oportuno, con objeto de iniciarlo en la utilización adecuada de los materiales para el desarrollo.

Como profesores debemos tener un respeto al ritmo interno de la vida del niño. A nosotros los adultos nos carcome el gusanillo de la prisa porque nuestras mentes están tensas al máximo, concentradas en el fin externo que se quiere conseguir.
 Para el niño la ejecución de la acción misma es una meta, aunque sea un meta inconsciente, ya que se desarrolla por medio de la actividad de que se trate, construyendo y unificando su personalidad.

¿Por qué nos irrita tan a menudo la excesiva lentitud de los niños, y nos pone nerviosos su deliberación enloquecedora? Es porque no nos damos cuenta de que el ritmo interior de la vida de los pequeños difiere en el nuestro. El niño y el místico son iguales en tanto que ambos viven en algo parecido a un presente eterno. El místico es como un niño pequeño que deja tras de sí la prisa y el bullicio de la vida.

En la casa y en el colegio, el adulto debe respetar los esfuerzos del niño por lograr la independencia que necesita y pide. A menudo es mucho más fácil y más rápido, para los padres o profesores hacer las cosas en lugar de dejar que los niños las hagan. Por ejemplo, el vestirse y desvestirse. Sin embargo, por el bien del niño, la madre debe aprender a ser más paciente.

Los antiguos métodos de educación suponían que no era natural que los niños aprendieran sin tener el incentivo de la recompensa o el castigo. Era una parte esencial del trabajo del maestro, castigar a los niños.
Si los niños están aburridos, desinteresados o son incapaces de prestar atención, se debe a que en el método de enseñanza existen obstáculos que impiden que el intelecto del niño funcione cómo debiera.
Sin castigos ni recompensas, intentamos no corregir. La recompensa es el trabajo realizado.
                                                         
Diremos al niño: “Te voy a mostrar cómo es esto”. No diremos “Esto no es así”. Diremos “Hacer y deshacer” no “construir y destruir”.

 Es un trabajo de consciencia por parte del adulto para llegar a conseguir este ambiente relajado que se quiere conseguir en el aula, de medir sus palabras, hablar con un tono más bien bajo, decir las cosas con firmeza y con cariño, hacer las cosas despacio y con consciencia.
Es un trabajo que como profesionales desarrollamos día a día en la observación de las propias tareas y en la reflexión. “¿Cómo vamos a convivir todos juntos en clase y tener iniciativas sin un ambiente relajado y cómodo?”.

El papel del adulto en estos espacios será preparar el ambiente, recordar que se respeten las normas, mantener un ambiente relajado y el adulto hablará bajito. También se apuntan las observaciones (qué áreas trabajan los niños, qué les motiva más) y tendremos un seguimiento, de esta manera la profesora que sustituya sabrá a dónde dirigirse.
Por ejemplo: Necesidades diarias semana del 7 al 11 de Mayo del 2012

Si no queremos que toquen algo en la clase, entonces se quita. Las manos de los niños son los instrumentos para aprender, manipular, observar.

Hablamos de periodo sensitivo del niño ya que la mente del niño es absorbente, todo lo capta inconscientemente. Es una etapa en la que los niños necesitan rutinas, hábitos, esos rituales de horarios y orden en los espacios que hacen que los niños tengan puntos de referencia y les ayuden a situarse en el espacio.

Los niños necesitan de los profesores y de sus padres un amor incondicional, sentirse aceptados a todos los niveles, sus vidas deben ser amables.
Por elloo debemos respetar sus ritmos de sueño, hambre, movimiento, físico, espacio y sus objetivos. El adulto estará ahí para acompañar, no para limitar.

Se necesita un esfuerzo enorme de reflexión para que el adulto pueda entender con claridad de la sorprendente cantidad de trabajo mental que llega a desarrollar un niño muy pequeño, aun antes de que pueda hablar. El niño debe aprender a distinguir entre el presente, el pasado y el futuro: entre el sí mismo y lo otro: entre la experiencia en la realidad y la experiencia en los sueños.

Los niños van a aprender mediante la repetición, la imitación, el sentir, la autocorrección, el manipular, el tocar, oler, el oír… y nosotros intervendremos lo mínimo y necesario.

Los pasos para la convivencia no violenta es en primer lugar hablar con ambas partes y preguntar a las partes implicadas qué ha pasado y cómo se sienten. Una manera de mostrar a los niños las emociones es hacerles de espejo cuando son más pequeños para que sepan comunicarse mediante las emociones.

No debemos negar los hechos sino evidenciar “yo sé que estás triste”. Preguntarnos a nosotros mismo ¿cuál es la necesidad urgente aquí? Siempre podemos proponerles ideas para ayudarles.
“¿A ti te gustaría que te digan tonto?” “Aquí estamos para cuidarnos y tratarnos bien”.

Normas del aula:
Hablamos bajito
Caminamos en el aula
Mantenemos el orden
Escuchamos cuando alguien hable
Respetamos a los compañeros y las actividades que estén realizando
Solucionamos conflictos hablando

En el círculo se cantan canciones, se habla de la estación del año y del día en la que se encuentran, se cuenta un cuento, se cuentan las novedades para ese día (si hay), si los niños han traído algo para mostrar al grupo se enseña en el círculo, si hay un cumpleaños se hace la celebración.

No debemos caer en la educación “libre” también hay que “enseñar”.
“Os voy a enseñar cómo hacerlo y después lo hacéis vosotros”. “Ahora tú”. No le preguntaremos al niño ¿Quieres hacerlo tú?

Tampoco es necesario desaprobar un trabajo, el niño va a disfrutar haciéndolo. Podemos preguntar “¿Te gusta cómo te ha quedado? A mí me gustan los colores que has usado y las letras”. Si no sabe hacer algo, se lo recuerdo, los niños aprenden por repetición.

Un ejemplo: Cómo mostrarle los colores a los niños:
-Le mostramos los colores: “Este es el rojo, el amarillo y el azul”.
-Le preguntamos los colores ordenados: “¿Dónde está el rojo? (no se le dice qué es esto)
-Los desordenaremos y preguntaremos por los colores “¿Dónde está el color rojo?”.
-Una vez que se sabe los conceptos, le pediremos que nos ponga un color sobre nuestra mano, sobre su cabeza, sobre el suelo.
-Le pediremos al niño que nombre los colores. Si no se sabe los colores se lo recuerdo “este es el amarillo”.

Mi intención de aprender a ayudar al niño en su desarrollo es para mi sorpresa, una ayuda en mi propio desarrollo.

“El adulto tiene que dejar aparecer este ser maravilloso que se esconde en cada niño” Educar al niño respetándole. Consejos a los maestros. María Montessori

“A las metodologías educativas de Montessori y Steiner les une un alto nivel de amor y cuidados”
Montessori y Steiner, un Patrón de Simetrías Inversas, Por Dee Joy Coulter

Bibliografía
Los Principios de Montessori, María Montessori
Vida práctica, vida sensorial Colette
Actividades de vida práctica Colette

Recursos de interés
AIM Empresa Mundial de formación Profesional en la metodología Montessori
Nienhuis Catálogo material educativo Montessori






En León, a 22 de diciembre del 2013
Raquel María Fernández García