jueves, 15 de julio de 2010

“El cerebro ¿nace o se hace?”

En relación a la capacidad de aprendizaje, la mayoría de los autores piensan que a partir de los dos meses de edad el niño tiene grandes posibilidades de respuestas diferenciales, de condicionamiento operativo y de aprendizaje discriminativo.
Se ha demostrado que se pueden condicionar los movimientos de la cabeza mediante el uso de estímulos auditivos táctiles. La capacidad de aprendizaje sensorial es posible a edades muy tempranas.


El niño nada más nacer tiene reflejos elementales (llorar, mamar y dormir) pero “nace sin mente” (no habla, no comprende símbolos, movimientos….), carece de experiencia, pero a los pocos días comienza el cambio y aparecen las manifestaciones mentales. Las experiencias le llevan al conocimiento de objetos y personas mediante mecanismos de refuerzo positivo y negativo que determinan los patrones de conducta y que tiene establecimiento de conexiones neuronales y de reacciones eléctricas y químicas.
Respecto a la expresión “el niño nace sin mente”, hay dos puntos de vista:
- La mente existe en el cerebro aunque todavía no sea posible percibir sus manifestaciones.
- El comportamiento instintivo existe en ausencia de la experiencia, pero la actividad mental requiere información sensorial. Las experiencias son esenciales para el desarrollo de las neuronas cerebrales.
La experiencia de la vida y el medio sociocultural son los factores que hacen a los seres humanos muy diferentes entre sí. La influencia de las recepciones sensoriales para la formación del cerebro, la mente y la personalidad.
Los educadores de los niños (padres, escuela y sociedad), tienen la responsabilidad de ofrecerles las experiencias necesarias para estructurar la organización inicial de cerebros y mentes.

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