Con frecuencia el adulto se
convierte en un obstáculo más que en una ayuda para el desarrollo del niño. Es
nuestro excesivo cuidado del niño el que impide el ejercicio de su propias
actividades y por consiguiente la expansión de su propia personalidad.
Cometemos el mismo error
aferrados a la creencia de que el niño no puede aprender nada sin nuestra
ayuda, lo retacamos de alimentación intelectual, lo clavamos en las sillas del
colegio para que no se pueda mover, hacemos todos los esfuerzos para sacar sus
defectos, aplastamos o rompemos sus deseos, seguros en nuestra creencia de que
así estamos actuando en su máximo bienestar. Y así, proseguimos
indefinidamente; y a esto lo llamamos educación.
La Dra. Montessori ocupa un
puesto junto con Froebel, Pestalozzi, Comenius, etc, entre los grandes
educadores de la historia. También ha logrado tener fama junto a los grandes
biólogos de todos los tiempos: con Darwin, Mendel, Fabre, De Vries, y así
sucesivamente.
Su método de investigación era básicamente
el mismo que el de los biólogos, ella que igual que ellos su meta era el
estudio de las manifestaciones espontáneas de los organismos.
Si observamos a los libres, en un
ambiente preparado para sus necesidades y su desarrollo, aprenderemos qué necesitan
los niños, qué les gustan y qué podemos
ofrecerles.
La doctora creó un medio ambiente
natural para el niño, bajo un método basado en el principio de libertad en un
medio preparado.
Su definición de educación fue
evolucionando:
“Un método de educación a través
de los sentidos y del adiestramiento del sentido” “La educación por medio de la
actividad propia”, y por último describía mejor su metodología ”La educación
mediante la libertad en un medo preparado”.
Ya que el niño debe hacer su
trabajo por sí mismo y nosotros no podemos hacerlo por él, toda ayuda inútil
que damos al niño detiene su desarrollo. Debemos evitar, con vigilancia
constante, cualquier interferencia innecesaria en el trabajo del niño. El
maestro también debe ayudar al niño directamente, en el momento oportuno, con
objeto de iniciarlo en la utilización adecuada de los materiales para el
desarrollo.
Como profesores debemos tener un
respeto al ritmo interno de la vida del niño. A nosotros los adultos nos
carcome el gusanillo de la prisa porque nuestras mentes están tensas al máximo,
concentradas en el fin externo que se quiere conseguir.
Para el niño la ejecución de la acción misma
es una meta, aunque sea un meta inconsciente, ya que se desarrolla por medio de
la actividad de que se trate, construyendo y unificando su personalidad.
¿Por qué nos irrita tan a menudo
la excesiva lentitud de los niños, y nos pone nerviosos su deliberación
enloquecedora? Es porque no nos damos cuenta de que el ritmo interior de la
vida de los pequeños difiere en el nuestro. El niño y el místico son iguales en
tanto que ambos viven en algo parecido a un presente eterno. El místico es como
un niño pequeño que deja tras de sí la prisa y el bullicio de la vida.
En la casa y en el colegio, el
adulto debe respetar los esfuerzos del niño por lograr la independencia que
necesita y pide. A menudo es mucho más fácil y más rápido, para los padres o
profesores hacer las cosas en lugar de dejar que los niños las hagan. Por
ejemplo, el vestirse y desvestirse. Sin embargo, por el bien del niño, la madre
debe aprender a ser más paciente.
Los antiguos métodos de educación
suponían que no era natural que los niños aprendieran sin tener el incentivo de
la recompensa o el castigo. Era una parte esencial del trabajo del maestro,
castigar a los niños.
Si los niños están aburridos, desinteresados o son
incapaces de prestar atención, se debe a que en el método de enseñanza existen
obstáculos que impiden que el intelecto del niño funcione cómo debiera.
Sin castigos ni recompensas, intentamos no corregir. La
recompensa es el trabajo realizado.
Diremos al niño: “Te voy a mostrar cómo es esto”. No diremos
“Esto no es así”. Diremos “Hacer y deshacer” no “construir y destruir”.
Es un trabajo de consciencia por parte del
adulto para llegar a conseguir este ambiente relajado que se quiere conseguir
en el aula, de medir sus palabras, hablar con un tono más bien bajo, decir las
cosas con firmeza y con cariño, hacer las cosas despacio y con consciencia.
Es un trabajo que como profesionales
desarrollamos día a día en la observación de las propias tareas y en la
reflexión. “¿Cómo vamos a convivir todos juntos en clase y tener iniciativas
sin un ambiente relajado y cómodo?”.
El papel del adulto en estos
espacios será preparar el ambiente, recordar que se respeten las normas,
mantener un ambiente relajado y el adulto hablará bajito. También se apuntan
las observaciones (qué áreas trabajan los niños, qué les motiva más) y
tendremos un seguimiento, de esta manera la profesora que sustituya sabrá a
dónde dirigirse.
Por ejemplo: Necesidades diarias semana del 7 al 11 de Mayo
del 2012
Si no queremos que toquen algo en
la clase, entonces se quita. Las manos de los niños son los instrumentos para
aprender, manipular, observar.
Hablamos de periodo sensitivo del
niño ya que la mente del niño es absorbente, todo lo capta inconscientemente.
Es una etapa en la que los niños necesitan rutinas, hábitos, esos rituales de
horarios y orden en los espacios que hacen que los niños tengan puntos de
referencia y les ayuden a situarse en el espacio.
Los niños necesitan de los
profesores y de sus padres un amor incondicional, sentirse aceptados a todos
los niveles, sus vidas deben ser amables.
Por elloo debemos respetar sus
ritmos de sueño, hambre, movimiento, físico, espacio y sus objetivos. El adulto
estará ahí para acompañar, no para limitar.
Se necesita un esfuerzo enorme de
reflexión para que el adulto pueda entender con claridad de la sorprendente
cantidad de trabajo mental que llega a desarrollar un niño muy pequeño, aun
antes de que pueda hablar. El niño debe aprender a distinguir entre el
presente, el pasado y el futuro: entre el sí mismo y lo otro: entre la
experiencia en la realidad y la experiencia en los sueños.
Los niños van a aprender mediante
la repetición, la imitación, el sentir, la autocorrección, el manipular, el
tocar, oler, el oír… y nosotros intervendremos lo mínimo y necesario.
Los pasos para la convivencia no
violenta es en primer lugar hablar con ambas partes y preguntar a las partes implicadas
qué ha pasado y cómo se sienten. Una manera de mostrar a los niños las
emociones es hacerles de espejo cuando son más pequeños para que sepan
comunicarse mediante las emociones.
No debemos negar los hechos sino
evidenciar “yo sé que estás triste”. Preguntarnos a nosotros mismo ¿cuál es la
necesidad urgente aquí? Siempre podemos proponerles ideas para ayudarles.
“¿A ti te gustaría que te digan tonto?” “Aquí estamos para
cuidarnos y tratarnos bien”.
Normas del aula:
Hablamos bajito
Caminamos en el aula
Mantenemos el orden
Escuchamos cuando alguien hable
Respetamos a los compañeros y las actividades que estén
realizando
Solucionamos conflictos hablando
En el círculo se cantan
canciones, se habla de la estación del año y del día en la que se encuentran,
se cuenta un cuento, se cuentan las novedades para ese día (si hay), si los
niños han traído algo para mostrar al grupo se enseña en el círculo, si hay un
cumpleaños se hace la celebración.
No debemos caer en la educación
“libre” también hay que “enseñar”.
“Os voy a enseñar cómo hacerlo y
después lo hacéis vosotros”. “Ahora tú”. No le preguntaremos al niño ¿Quieres
hacerlo tú?
Tampoco es necesario desaprobar
un trabajo, el niño va a disfrutar haciéndolo. Podemos preguntar “¿Te gusta
cómo te ha quedado? A mí me gustan los colores que has usado y las letras”. Si
no sabe hacer algo, se lo recuerdo, los niños aprenden por repetición.
Un ejemplo: Cómo mostrarle los colores a los niños:
-Le mostramos los colores: “Este es el rojo, el amarillo y
el azul”.
-Le preguntamos los colores ordenados: “¿Dónde está el rojo?
(no se le dice qué es esto)
-Los desordenaremos y preguntaremos por los colores “¿Dónde
está el color rojo?”.
-Una vez que se sabe los conceptos, le pediremos que nos
ponga un color sobre nuestra mano, sobre su cabeza, sobre el suelo.
-Le pediremos al niño que nombre los colores. Si no se sabe
los colores se lo recuerdo “este es el amarillo”.
Mi intención de aprender a ayudar al niño en su
desarrollo es para mi sorpresa, una ayuda en mi propio desarrollo.
“El adulto tiene que dejar aparecer este ser maravilloso que
se esconde en cada niño” Educar al niño respetándole. Consejos a los
maestros. María Montessori
“A las metodologías educativas de Montessori y Steiner les
une un alto nivel de amor y cuidados”
Montessori y Steiner, un Patrón de Simetrías Inversas,
Por Dee Joy Coulter
Bibliografía
Los Principios de Montessori, María Montessori
Vida práctica, vida sensorial Colette
Actividades de vida práctica Colette
Recursos de interés
AIM Empresa Mundial de formación Profesional en la
metodología Montessori
Nienhuis Catálogo material educativo Montessori
En León, a 22 de diciembre del 2013
Raquel María Fernández García